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(CPS n°39 - enero de 2010)

Acerca de la Confederación Sindical Internacional

Una nueva Santa Alianza en defensa del capitalismo en crisis

La escena ha pasado en Pamplona, en España. En ocasión de un acto convocado por los dirigentes de los sectores de la metalurgia y de la construcción de la UGT, sectores particularmente tocados por el alza de la desocupación, el primer ministro Zapatero ha tomado la palabra. Según El Pais, quien informa sus propósitos, él agradece a “los trabajadores” por su “responsabilidad”, “la poca conflictualidad que se ha manifestado en España durante la crisis”. “Lo mejor que tiene el país son sus trabajadores” declama Zapatero “estén ustedes seguros que jamás lo olvidaré”. Bien entendido es a los aparatos sindicales a los cuales se dirige este golpe de sombrero.
Esta tematica se declina en todos los paises capitalistas desarrollados: los dirigentes sindicales suecos de los metalurgicos (IF Metall) aceptan en marzo último, bajas de salario hasta el 20% o los del sindicato UAW del automóvil americano renunciando ellos mismos al derecho de huelga en General Motors y Chrysler. O aún los dirigentes confederales del “Cono Sur” (CUT brasileña, chilena, PIT-CNT uruguaya) de América, reunidos en Montevideo durante diciembre 2009, saludando en un comunicado la existencia del MERCOSUR y concluyendo por un “saludo a la victoria de los procesos democráticos alternativos al neo-liberalismo” dirigidos por “Morales, Lula, Mújica ó Bachelet” (jefes de estado respectivos de Bolivia, Brasil, Uruguay ó la ex – presidente de Chile). En Francia, los lectores de “CPS” saben lo que son estos lenguajes repetidos de Sarkozy en el “sentido de la responsabilidad” de los dirigentes sindicales.

Hay una situación que puede parecer paradojal: la crisis económica ahora y ya ha precipitado a millones de proletarios a la desocupación. En el 2010, la única certitud que fijan los coyunturistas, es que la desocupación oficial continuará aumentando. Y he aquí que las direcciones de las organizaciones sindicales obreras, a escala internacional, rivalizan en “responsabilidad” y ofrecen, voluntariamente concesiones sin precedente a la patronal.

Para combatir esta tendencia que se manifiesta a escala internacional, y pues ayudar a los trabajadores a superar esta política que por todos lados busca “la poca conflictividad” que saluda Zapatero, es necesario extraer las raíces.

La crisis impone a los capitalistas asestar golpes sin precedentes


La explosión al orden del día de la crisis del capitalismo en el otoño de 2008 (más en realidad ella se había abierto desde la quiebra de Bear Sterns, un año antes) marca el emprendimiento de modificaciones sustanciales e irreversibles en la lucha de clases a escala internacional. El año 2010 deberá ver este giro afirmarse puesto que-más allá de los pedidos e hipos estatales- es en efecto este año que la duración y la amplitud de la crisis se van a afirmar de forma incontestable como sin precedente desde hace sesenta años.
Este giro, es primero que nada una agravación objetiva sin precedente de las condiciones de existencia de las mas amplias masas en los países capitalistas desarrollados, agravación de más en más dolorosa a medida que las mentiras sobre la “reactivación” se disipen al contacto de la realidad.
Es suficiente por otro lado leer la última nota de coyuntura sobre la zona euro del Insee para convencerse. Allí se habla de una “reactivación contenida” para el 2010, con dos constataciones mayores: primero, que la producción industrial no aumenta (y aún moderadamente) más que gracias a las políticas fiscales de los Estados (comenzando por la prima al automóvil), y en segundo lugar que la inversión productiva continua aún bajando- o es mismo su crecimiento quien a fin de cuentas anunciará una “reactivación” mismo temporaria. El Centro de previsión de La Expansión señala este mes de enero que:
“Los pedidos industriales en la zona euro han registrado una baja del 2,2% en octubre, después de haber progresado siete meses de agudización. Un porcentaje que arriesga de prolongarse, pareciendo el crecimiento ahora y ya limitarse sobre el Viejo continente. Hecho inquietante: Francia ha sido el pais más tocado por la caída de los pedidos al mes de octubre, con un retroceso del 9,2%. Sin reactivación de la demanda, las gastos de inversión de las empresas continuarán contractandose. Sobretodo si los bancos dudan en prestar.”

Pero hay más. CPS ha tenido la ocasión de subrayarlo: las crisis económicas y financieras que se han sucedido desde los años 70 no han cesado, de más en más, de aproximarse al corazón mismo de la economía capitalista, a saber, los grandes bancos y muy particularmente los bancos de negocios de Wall Street. En consecuencia, cualquiera sean los Estados burgueses, bajo formas diversificadas, han todos intervenido para inyectar miles de millones en los bancos y en los sectores claves de la industria, a comenzar por el automóvil.

Las centenas y millares de miles de millones inyectados sobre el planeta han mostrado por un momento el espectro de un hundimiento brutal de la economía capitalista mundial. Pero ellos no han mismo resuelto los problemas coyunturales: los bancos están siempre amenazados por créditos dudosos que pueden explotar, las quiebras por otro lado continúan en los Estados Unidos ó aún en Holanda en el otoño, el fin de las primas a la quiebra sobre los mercados del automóvil significarán en cuanto a ellos un brusco golpe de freno en este sector.

Pero estas intervenciones han tenido un precio elevado en términos de déficit y de nuevo endeudamiento de los Estados. Un despacho de agencia aparecido en diciembre lo media así:
       “La deuda soberana mundial deberia alcanzar 49.500 millones de dolares de aquí al fin del año, un alza del 45% en relación al 2007, año del estallido de la crisis, estima Moodys Investors Service en una nota publicada el martes. Según la agencia, la progresión de 15.300 millones de dolares fijada este año por deuda mundial representa más de 100 veces el monto del plan Marshall ajustada a la inflación. Este plan, destinado a la reconstrucción de Europa después de la segunda guerra mundial, habia costado 13 mil millones en dolares de la época. El crecimiento de la deuda mundial se explica por los gobiernos del mundo entero con el fin de superar la crisis financiera. “Sin sorpresa, los paises del G7 representan 78% de esta alza, habiendo sido sus presupuestos los más violentamente tocados por la crisis financiera” escribe el analista de Moodys Jaime Reusche en el informe. Según Moodys, la deuda mundial deberia representar 80% del PBI mundial en el 2010, contra 63% en el 2008.”

¿Qué significa un tal aumento brutal del endeudamiento? La respuesta ha sido dada también por la quiebra del emirato de Dubai más que por la situación crítica de Grecia: estamos en tren de reingresar- así como lo habiamos anunciado en este boletín- en una nueva fase de la crisis, en la cual se conjugan en la crisis de superproducción industrial y en la crisis bancaria, una crisis de financiamiento de los Estados mismos. Y esto no como en el inicio de los 80, en los paises dominados, más en los paises capitalistas dominantes. Y esta crisis de endeudamiento desembocará ya sea sobre un profundo estancamiento, una descomposición de la economía aplastada por el peso de este deuda que mide la descomposición acumulada- ya sea sobre una o varias nuevas crisis violentas con consecuencias imprevisibles

Y la única respuesta a esta crisis – de parte de los gobiernos a sueldo del capitalismo- no puede ser más que una nueva ola de ataques, sin precedentes desde la segunda guerra mundial, contra los proletarios, la juventud. En Irlanda por ejemplo, el presupuestos de 2010 del gobierno baja los salarios de los funcionarios del 5 al 15% (después de una primera baja en el 2009). En Grecia, Papandreu anunció el 10% de baja de los gastos públicos y de salud, de privatizaciones sin precedentes, etc.
Es pues en esta situación, donde la crisis ejerce sus estragos sobre las capas populares, donde los gobiernos burgueses hacen todo para hacerles pagar el costo de su intervención en defensa del capitalismo, que se ve a los dirigentes de las organizaciones sindicales obreras correr hacia el socorro de este modo de producción agonizante.

 

Los burócratas sindicales afirman en coro en la CSI que ellos quieren “restaurar la confianza de los asalariados en los sistemas económico y financiero”.

Los gobiernos han tomado nota del giro que representa la crisis. De una parte desplegando esfuerzos financieros sin precedente para intentar evitar el abismo abierto que se abre delante de ellos. Más también de otra parte organizando políticamente la protección de su modo de producción quebrado.
El texto de nuestra última conferencia lo subraya: la crisis ha hecho aparecer casi inmediatamente las premisas de un cuestionamiento del régimen capitalista, y principalmente del hecho de las medidas tomadas por los gobiernos burgueses mismos.
La constitución, ó más que nada el impulso y la puesta en escena del G20 hace parte del arsenal político utilizado por los gobiernos dedicados a salvar al capitalismo. Porque no es en realidad asunto del G20 de alguna coordinación de políticas económicas, ó aún de medidas técnicas que por otro lado este organismo no tiene ninguna autoridad para tomar y aún menos imponer si la fantasía lo planteara. La proliferación de los “bonos” bancarios después de los grandes arrebatos morales del G20 al respecto son suficientes para demostrarlo. Las reglamentaciones bancarias son nacionales.
La función del G20 es política: ella afirma la solidaridad sin falla de los gobiernos de los principales paises del planeta, de Obama y Berlusconi a Zapatero y al PC chino, pasando por Lula, alrededor de la defensa del capitalismo.
Ahora el G20 es en realidad un G21. La Confederación Sindical Internacional (CSI) a la cual adhiere hoy en día la mayoría de las organizaciones sindicales obreras es por así decir un miembro asociado. Ella informa mismo en la ocasión del G20 de Pittsburg:
     “Los 50 miembros de la delegación sindical presente en Pittsburg han igualmente encontrado a los jefes de gobierno de Argentina, de Australia, de Brasil, del Canadá, de Alemania, del Japón, de España y del Reino-Unido, así como a los dirigentes de la OIT, del FMI, de la OCDE, de la OMC y de la Unión Europea, en las 24 horas precedentes al inicio de la Cumbre. La delegación sindical francesa había previamente tenido una reunión especial con el presidente Sarkozy en la semana que ha precedido al encuentro de Pittsburg. Estas reuniones son consecuencia a las presiones intensas ejercidas a escala nacional en el curso de las últimas semanas y se inscriben a continuación del trabajo llevado por los sindicatos en ocasión de las Cumbres del G20 en Washington y en Londres.”

Un tal lobbyng no podia desembocar sobre otra cosa más que una satisfacción dada a esta cumbre como a las precedentes. Guy Rider, secretario de la CSI, saludara pues los “progresos” realizados en Pittsburg, que se lo ahorraremos a los lectores de CPS.
Por el contrario es necesario relevar la significación de la declaración de John Evans, otro responsable de la CSI demandando: “La economía mundial es bien muy frágil para visualizar un retiro de las medidas de estimulo por los gobiernos del G20;  es una acción acrecentada-y no reducida-que tenemos necesidad para sostener la demanda y el empleo a nivel mundial.”
¿Cuáles son estas “medidas de estimulo” de las cuales la CSI demanda su mantenimiento? Es lo principal del siglo XXI, el desvio a escala planetaria de centenas de miles de millones, hacia las cajas de los bancos y de los grupos capitalistas! Lo son los presupuestos adoptados en los diferentes paises y subvencionando a quien más a las industrias “nacionales”.

La seudo denominada Confederación Internacional de Sindicatos no es una especie de super-confederación internacional que regentearia de cualquier forma que sea la política de los aparatos sindicales. Más por tanto, reagrupando lo esencial de las confederaciones obreras de los principales paises capitalistas en el seno de un conglomerado perfectamente reaccionario (Mailly es el suplente de Chéreque), los textos y posiciones que ella publica tienen un interés: el de librar, de manera concentrada, extraída de alguna forma de las contingencias nacionales, la orientación común de las burocracias sindicales, la de en nombre de la cual ellas buscan paralizar a la clase obrera ya sacudida por la crisis.

Así, en ocasión de la cumbre de Pittsburg, la CSI ha publicado una “declaración sindical internacional” que vale casi un manifiesto de parte del conjunto de las burocracias. En los principios de esta declaración figura un objetivo claro:
     “Una redistribución más equitativa de las riquezas es la única vía durable para salir de la crisis: ella es bien la única manera de restaurar la confianza de los asalariados en los sistemas económicos y financiero”.

“Restaurar la confianza” en el capitalismo, es en efecto la misión de los aparatos de los sindicatos obreros afiliados a la CSI. Y ellos están prontos a poner todo el empeño posible que nadie dude: “los sindicatos y los asalariados así representados no tienen más confianza en la capacidad de los gobiernos y de los banqueros en hacer frente a estos desafios. Es esencial que la voz de los asalariados de los paises desarrollados, emergentes y en desarrollo sea escuchada en las discusiones del G20. Las organizaciones sindicales internacionales están prontas en participar en la elaboración de este porvenir más justo y más durable para la economía mundial. Ellas deben tener un lugar en la mesa de las discusiones” (declaración sindical internacional de Pittsburg).

Pero para hacer esto, es necesario dar una explicación de la crisis y de las recetas para salir que no lleven al cuestionamiento mismo del capitalismo. De allí estos giros empleados por ejemplo por Bernard Thibault en su discurso introductivo en el 49º Congreso de la CGT: “nuestros responsables tienen la voluntad de ocultar lo que es necesario cambiar en el sistema”. Cambiar “en” el sistema y no cambiar de sistema. Esto es, dirian los matemáticos, lo que es necesario demostrar. ¿Cómo lo hacen los burócratas de las organizaciones sindicales obreras?

“Las causas subyacentes se encuentran en los desequilibrios económicos y de gobierno fundamentales generados por treinta años de políticas neoliberales” (C.S.I)

La declaración intersindical de Pittsburg afirma:
                “Si la crisis ha sido en efecto precipitada por la implosión de la burbuja sobre el mercado de alojamientos en los Estados Unidos y se ha propagado con la especulación financiera irresponsable, las causas subyacentes se encuentran en los desequilibrios económicos y de gobernanza fundamentales generados por treinta años de políticas neo-liberales y donde los frutos del crecimiento no han sido distribuidos a los asalariados.”

Bajo otra forma, más detallada, y sobre la cual entonces vamos a detenernos, Bernard Thibault en su discurso introductivo para el 49º congreso de la CGT afirma en cuanto a él:
                “Por todos lados, como lo admite hoy en día la OCDE (Organización de cooperación y de desarrollo económicos), poco sospechosa  de complacencia hacia nuestros análisis, la parte de los salarios en las riquezas creadas en el valor agregado ha disminuido y las desigualdades se han acrecentado.
           Hemos denunciado esta realidad, combatido las consecuencias de estas opciones, sin lamentablemente poder invertir las tendencias de fondo.
         Esta presión permanente ha conducido a una insuficiencia crónica del consumo que los patrones, los banqueros, los fondos especulativos han compensado por una financiarización acrecentada de la economía concluyendo en la crisis denominada de las “sub-primes”.”

El subconsumo de las masas estaria pues en el orígen de la crisis. En consecuencia, como lo clama por otro lado regularmente Mailly, en la dirección de Fuerza Obrera, aumentar los salarios lo resolvería. En los hechos, es casi lo contrario.
De una parte, según el Insee (grafica publicada en Ciencias humanas de enero), el “reparto del valor agregado” entre beneficios y salarios ha evolucionado como sigue desde los años 50.

                                    valeur ajoutee

 

Más que nada que una pretendida explicación de la crisis, se estaría en el límite fundado en ver un reflejo deformado de las relaciones de fuerza entre las clases sociales fundamentales de la sociedad. Más para permanecer sobre el terreno de la comprensión de la crisis, fuerza es de constatar para ir a lo esencial, que la crisis recurrente del capitalismo se ha manifestado en los años 70, es decir precisamente en el momento donde, por más parcial que sea el indicador, el denominado “reparto del valor agregado” estaba más en la ganancia de los asalariados (y esto no únicamente en Francia).

Pero no es suficiente de constatar la nulidad de la demostración de los aparatos sindicales sobre este punto. El modo de producción, y de distribución de mercancías, es ineluctablemente un modo en el cual la producción, teniendo por motor el beneficio, deviene una super producción superando de lejos el consumo solvente, la única que cuenta para los capitalistas. La situación del sector clave del automóvil ilustra fuertemente hoy en día.

Marx recuerda aún en El Capital que:
           “A primera vista, entonces, toda crisis se presenta como una simple crisis de crédito y de dinero. Y, en los hechos, no se trata más que de la convertibilidad de los efectos del comercio en dinero. Pero, en su mayoría, estos intercambios representan compras y ventas reales, donde el volumen supera de lejos las necesidades de la sociedad, lo que es en definitiva la base de toda crisis” (subrayados nuestros).

Pero por otro lado ¿Qué es la crisis de las “subprimes”? (cf. CPS no.31). Por provocación se podría decir que es el resultado inmediato no del subconsumo más de un sobreconsumo relativo de las masas sobre el mercado capitalista inmobiliario, en medio de créditos “podridos”(1) apilados unos sobre los otros, apilamiento que no ha resistido al retorno de coyuntura que se ha hecho sentir desde el fin del 2006, con las faltas de pago que han seguido.

¿”Insuficiencia crónica del consumo” afirma Thibault? Seria necesario que precisara de cual genero de “consumo” se habla, porque el objetivo del movimiento obrero no puede ser el flujo más grande de las mercancías producidas por los capitalistas según sus propias necesidades más cuando los trabajadores están en gran parte fundamentalmente debilitados y dañados. Pero si se le entiende por aumentar los salarios, muy bien, más es necesario decir la verdad: un aumento general de los salarios disminuiría los beneficios que son el motor de la producción en el régimen capitalista, y en consecuencia agravaría la crisis (lo que no es una razón para no reivindicar los aumentos de salarios, más sin la justificacion por la salvaguarda de la economía capitalista!).

He aquí porque la aceleración de los golpes dados al valor de la fuerza de trabajo en el inicio de los años 80, aceleración donde los gobiernos de Thatcher y Reagan han dado la señal, lejos de haber constituido un factor de enlentecimiento (2) de la inversión productiva, se le ha al contrario impuesto al capital como una necesidad imperiosa para recuperar la tasa de beneficio y evitar que la inversión productiva no se hunda más.

¿Demasiados beneficios, mal invertidos?

Thibault o los otros burócratas sindicales toman en apoyo de su demostración, las tasas de rentabilidad exigidas por los accionarios para afirmar:  no ha habido jamás tantos beneficios, más ellos han sido dirigidos hacia la esfera financiera. Esto es el corolario lógico de la tesis del “sub-consumo” como responsable de la crisis.
Citemos aún a Thibault en su discurso introductoria al 49º Congreso:
               “La deriva  en la financiarización ha sido favorecida por una acumulación del capital exigiendo una fuerte rentabilidad. La Bolsa ha devenido la brújula para la dirección de las empresas. Las tasas de rentabilidad de 10, 15 hacia el 20% ó más han sido erigidas en dogmas, cuando que las riquezas creadas evolucionan mucho menos rapido. AXA, Carrefour, BNP-Paribas, Sociedad General, han así podido fijar una rentabilidad media de sus capitales respectivamente 12%, 15%, 22% y 15% sobre el período 2003/2007. Peor, las empresas industriales han alcanzado las mismas cumbres sobre el período. 4 ejemplos: Bouygues (17%),Eiffage (24%), Renault (19%), STMicroelectronics (15%).
Tales normas financieras han tenido consecuencias directas sobre la gestión de las empresas. Ellas han ajustado masa salarial e inversión productiva en función de la rentabilidad exigida de los capitales y de los mercados financieros.”

Si se quiere seriamente hablar de beneficios, es necesario hacerlo a escala del conjunto del Capital y no solo de los grupos donde la posición de monopolio le da un poder tal que lo son sus tercerizados que ellos aplastan bajo su peso, no solo de los grupos que pueden acumular actividades financieras, productivas, a escala mundial, hasta soñar como lo hizo un tiempo el PDG de Alcatel, de dirigir una “empresa sin fabricas”.
Bien que el gráfico aquí reproducido- después publicado en Contretemps por Isaac Joshua, concerniendo a los Estados Unidos, no es difícil de tomar todo interés. Se trata de las tasas de beneficio de las sociedad no financieras desde los años 30
                             profit

 

La baja tendencial de la tasa de beneficio que esta gráfica ilustra no ha sido extraída por Marx como una especie de ley de bronce que se aplicaria mecánicamente. Es esta una tendencia inherente al modo de producción capitalista, que tiene sus contra-tendencias. Pero ella se manifiesta. Y una cosa es absolutamente clara: la explosión de los beneficios-que se trataria “simplemente” de orientar de otra forma, de “hacer otra elección”- esta explosión que inventan los burócratas sindicales, no existe simplemente!
Y por lo tanto, Thibault persiste en la tribuna del congreso confederal, “desde al menos 25 años (…) las empresas no han suficientemente invertido en la esfera productiva (…) han privilegiado los intereses de los detentadores de capitales” Se puede comprender que Thibault quiera fechar los problemas desde el retiro de los ministros del PCF del gobierno de la unión de la izquierda Mitterand-Fabius, en 1984. Pero esta otra gráfica, hecha por el Insee, indica (en claro) la evolución de la inversión productiva en Francia, ligandola a la del Producto Interior Bruto (barras de sombras) de 1950 a 2008.
                              
                                      investissement

 

Será fácil al lector de constatar que no se ha esperado a los años 80 y al desarrollo real de la esfera financiera para que la inversión productiva conozca las quiebras-y por eso, su motor no es otro en fin de cuentas que la tasa de beneficio y es en función de esta que tiende a oscilar (por tanto es necesario recordar que las estadísticas proporcionadas por los organismos del Estado burgués, por tan buenas que ellas sean, no tiene por fin poner en evidencia la explotación capitalista y la destrucción de las fuerzas productivas, más al contrario disimularla).

En realidad, mismo si esto no es más que un aspecto, la destrucción creciente del Capital por su transformación en titulos variados donde la variedad y la toxicidad no han tenido como límite más que la imaginación de los financistas, ha al contrario contribuido indirectamente a mantener una cierta tasa de beneficio y de inversión. Sin la transformación de masas de beneficios en capital ficticio, pues la suerte de miles de millones de horas del ciclo de reproducción y de acumulación del capital productivo, la tasa de beneficio general habría bajado otro tanto.

Al mismo tiempo, los anticipos a cuenta de la esfera financiera sobre la plus-valía producida en el proceso de la explotación capitalista han devenido también necesarios, volveremos más adelante, para evitar tanto que sea posible el hundimiento de esta esfera financiera, castillo de cartas de acciones, de obligaciones, de productos derivados, etc. Las tasas de rentabilidad citadas por Bernard Thibault son sin duda falsas en el sentido que incluyen ellas mismas diversas operaciones financieras, contables, etc. Pero ellas corresponden exactamente a la misma necesidad: impedir el hundimiento de la esfera financiera alimentandola.

No es complicado darse cuenta. La crisis actual no tiene como origen la crisis de las “subprime”, diga lo que diga la santa alianza mundial de los aparatos sindicales en defensa del capitalismo. Desde diciembre 2006, el Insee títula su nota de coyuntura: “el crecimiento francés en la prueba del enlentecimiento mundial”. Ahora la “reactivación” no data, si se le osa decir, más que de 2002-2003. Y esta reactivación, seguida a la crisis de super-producción que había golpeado a los Estados Unidos en primer lugar en el 2000, no había ya sido financiada más que recurriendo sobre una escala sin precedente a la palanca del crédito, del endeudamiento. Este recurso al crédito gratuito en dirección de las empresas ha engendrado nuevas burbujas- y no solamente en el dominio de lo inmobiliario- donde las consecuencias explosivas no habrían podido ser contenidas más que en caso de reactivación económica significativa. El inflamiento de la economía capitalista es tal que esto no se produce, hasta que un nuevo ciclo de acumulación del capital, mismo a crédito, no sea emprendido.

Es en este sentido que hemos escrito en 2007 (CPS no.31). “La crisis inmobiliaria es pues un catalizador de una crisis económica que incubaba, y ella es también un prodigioso acelerador”
Se puede pues descartar serenamente la factica oposición que hacen Bernard Thibault y sus pares a escala internacional, la de entre “buen” capitalismo productivo contra el malo especulativo: es marchando sobre  estas dos piernas que son la super-producción y la especulación que el modo de producción capitalista ha llegado a esta crisis de una violencia y de una profundidad sin precedente desde los años 30, y que en la baja de los beneficios y de la inversión, baja manifestada antes de la crisis financiera, ha respondido a la crisis financiera como en una reacción en cadena.


 
La “financiarización” es la expresión de la descomposición irremediable del modo de producción capitalista.

En la declaración intersindical que se tenia como cometido en ocasión de la cumbre de Londres, la CSI escribe: “el G20 debe emprender el proceso de reforma fundamental del sistema financiero internacional para poner fin a la financiarización que ha devastado a la economía real.”
Pero si el carácter  financiero, o parasitario, rentista, de la economía capitalista se ha efectivamente afirmado, estos últimos decenios, es necesario buscar la razón. ¿Es esta una suerte de “perversión” como tienden a decir los dirigentes sindicales obreros? ¿Qué seria necesario pues regular para volver a un capitalismo “sano” tal que el de los “treinta gloriosos”?

Marx escribe en el libro I del Capital (capítulo 31):
         “La deuda pública a dado el impulso  a las sociedades por acciones, al comercio, de toda suerte de papeles negociables, a las operaciones aleatorias, al agiotage, en suma, a los juegos de bolsa y a la bancocracia moderna.
¿Se quiere saber que es lo que está en la base del andamiaje piramidal y amenazante de la especulación financiera? Como un reflejo inverso, la gráfica de debajo, que traduce el acrencetamiento general del endeudamiento total de los Estados Unidos en relación al PBI (todos los agentes económicos confundidos) en la historia da la respuesta.
               dette

 

¿Y de donde han venido estos deficits irrecuperables, este verdadero signo de la quiebra del modo de producción capitalista? De la intervención creciente, forzada, del Estado en todos los sectores de la economía. Los gastos militares, palanca de arrastre del conjunto de la economía y que hoy en día baten sus records desde 1945, gastos totalmente improductivos, estériles. Los gastos de sostén directo a los capitalistas-como en Francia los denominados “aligeramiento de las cargas sociales” es decir la toma a cargo por el Estado de una parte creciente del salario obrero, u hoy en día las primas a las quiebras generalizadas que hacen que los gobiernos burgueses paguen una parte de cada auto comprado. Dicho de otra manera, la riqueza aparente mostrándose en la esfera financiera tiene como contraparte este endeudamiento. Se piensa en la frase de Marx:
        “En estos hechos que muestran que mismo una acumulación de deudas llega a pasar por una acumulación de capital, se mide el  tal grado de perfección alcanzado por la desnaturalización de las cosas que se produce en el sistema de crédito” (El Capital, Libro III, capítulo 30).

Vamos más lejos. ¿Qué significa la amplitud creciente de esta deuda? Que todos estos gastos de los Estados burgueses en sostén al capitalismo en crisis-financiados en gran parte por los golpes dados a las masas, la destrucción de los sectores públicos, de los gastos sociales, etc.- se han acumulado como si los Estados llenasen un tonel de las Danaides (mariposas): los falsos gastos engendrados para hacer sobrevivir este modo de producción fundado sobre la explotación de los trabajadores, devoran de más en más lo que el sistema produce. Y lamentablemente estos gastos faraonicos englutidos por los capitalistas, la crisis económica y financiera del capitalismo no ha cesado de manifestarse de manera de más en más potente desde los años 1970.
Y después de los bancos americanos, lo son entonces ahora los Estados de las economías dominantes mismas que entran en crisis financiera, signo que este recurso al crédito cuyos pilares son los Estados alcanzaron ellos también un límite.
En el orden del día, preparado por los decenios de parasitismo económico, de caballería financiera mundial, está el hundimiento de la economía capitalista, la dislocación del mercado mundial.

Solo nuevos golpes contra las masas de una amplitud sin precedente en la memoria del trabajador, podrán darle, puede ser, un nuevo reinicio, permitirle de superar esta crisis dislocadora, al precio de un empobrecimiento extraordinario de las masas populares.

Mas para llegar a lo que no seria más que un miserable sobreseimiento agravando aún el pasivo espantoso de las clases dominantes a escala internacional, el sostén de los aparatos sindicales particularmente (más también los partidos social-democratas o salidos del estalinismo) le es indispensable.

Romper la santa-alianza de los aparatos en defensa del modo de producción capitalista

Para quien dudara del rol decisivo que los aparatos sindicales juegan hoy en día en defensa del capitalismo en crisis (mismo si esto es frecuentemente en relación con la política de los partidos salidos del movimiento obrero), dos ejemplos son suficientes para quitar la venda de los ojos.

El primero es el ejemplo griego, que hemos abordado en la introducción de este artículo. La crisis de endeudamiento de este Estado obliga al gobierno Papandreu, y bajo él a los diputados del PASOK (Partidos Socialista Griego), a tomar las medidas mas violentas contra las masas. Pero si el PASOK ha ganado las elecciones, es precisamente no sobre su propio programa más en rechazo del gobierno del partido burgués de la Nueva democracia, en el prolongamiento diferido de las manifestaciones del otoño de 2008 contra este gobierno. He aquí entonces una situación pesada de contradicciones explosivas para el nuevo poder, que ha anunciado, bajo presión de la comisión europea, las privatizaciones (notoriamente fundamentales), los golpes del orden del 10% en los gastos públicos, las medidas contra el poder de compra de los funcionarios, el total encubrimiento de la devolución de los impuestos sobre la sucesión y las grandes fortunas. Pero Papandreu ha también declarado que él no aplicaria estas medidas antes de haber procedido ha intensas concertaciones con las direcciones sindicales de las cuales él espera un “pacto social nacional”.

¿Y lo logrará? Es inútil de lanzarse en pronósticos: sea en Grecia ó en otro lado, lo que está al orden del día en los todos los países capitalistas dominantes, es el combate contra la asociación de las direcciones sindicales en la nueva ola de ataques que preparan los capitalistas. Mismo tenue en estas circunstancias, por el momento bien desfavorables, la señal venida de la Ford, en los EEUU, debe ser tomada en cuenta. En esta empresa, la única que no había sido puesta en quiebra entre los antiguos “tres grandes” del automóvil, la dirección ha exigido a los burócratas de la UAW (4) que ellos concedieran las mismas ventajas a la dirección que los acuerdos pasados en la Chrysler y GM previendo-y particularmente la renuncia a la huelga. Perros fieles, los dirigentes de la UAW han aceptado y han sometido a referéndum su nuevo acuerdo (6 meses después de un precedente acuerdo implicando importantes reducciones de costos salariales), al fin de octubre de 2009. Los asalariados han rechazado el acuerdo en más del 72%. En algunas fabricas, el “no” entre los obreros se aproximó al 95%. No hay lugar de hacer decir a este referéndum lo que él no ha dicho, más de constatar que a continuación al “no”, el acuerdo caducó, no se ha aplicado, y entonces subrayar una vez más la posibilidad y la necesidad de romper la toma en cargo por los aparatos sindicales del salvataje del capitalismo en crisis.

        Las respuestas obreras y revolucionarias a la crisis del capitalismo
 

¿Pero como romper este sostén desvergonzado a las burguesías a los gritos que practican los aparatos sindicales sin combatir la teorización de la crisis que ellos hacen como la del “neo-liberalismo” y no del capitalismo?

En su declaración de Pittsburg, la CSI afirma: “Es la hora de la construcción de un nuevo modelo de desarrollo económico sostenible, equilibrado y justo. Nuestra generación tiene la ocasión de crear un modelo de desarrollo económico centrado sobre la persona humana, el medio ambiente y el interés público”. Se visto ampliamente en este artículo que este “modelo de desarrollo”, comprendido retocado de pintura verde, no es otro más que el capitalismo, cuya larga agonía lleva de nuevo hoy en día a la humanidad en su conjunto al borde del abismo.

¿Cómo evitarlo? Rompiendo, en todos los sectores claves de la economía, con la ley, la lógica misma del beneficio, de la competencia. En el seno y fuera de las organizaciones sindicales es necesario defender la idea de un plan de producción elaborado por las organizaciones del movimiento obrera para hacer frente a esta crisis. Un plan que asegure a todos el derecho al trabajo, disminuyendo masivamente la duración del trabajo para esto, respetando totalmente la seguridad y la salud de los trabajadores para una gestión racional de los recursos naturales.

Un plan que ponga los sectores vitales de la economía, de la producción y de la distribución, bajo el control de la población laboriosa expropiando a los grupos capitalistas que vampirizan los sectores de alojamiento, de la salud, de la alimentación, del agua, de los transportes, de la energía, de las comunicaciones, de la cultura y de la educación. Un plan que suponga que los bancos privados sean nacionalizados, sin indemnización ni rescate, y que el crédito sea puesto al servicio de este plan, de la población trabajadora, comenzando por anular las deudas que aplastan las economías populares. Un plan que reoriente la producción misma, en el cuadro de una discusión democrática organizada, y permita de asegurar a la humanidad entera el derecho a un porvenir digno de este nombre, que le permita franquear toda la podredumbre acumulada en todos los dominios por el retardo terrible tomado por la revolución proletaria.

El combate sobre un tal objetivo es el combate para llevar al poder gobiernos revolucionarios, rompiendo el aparato de Estado y la resistencia de los capitalistas para poner en obra esta política emancipadora. Es sobre esta perspectiva, la del socialismo, que toda la situación debe dictar a los trabajadores, a los jóvenes más concientes, de reagruparse y de trabajar con encarnizamiento en la construcción de nuevos partidos obreros revolucionarios y de su Internacional.
                                                                                                             15 de enero 2010-

  1. Se le denomina créditos “podridos” ó “envenenados” ó “intoxicados” a aquellos que es dudosa la efectividad de su cobro, justamente porque es dudoso si su orígen proviene de un valor real ó de un valor ficticio.
  2. El término correcto seria “ralentizamiento” de “ralentización” pero hemos preferido el término “enlentecimiento” porque ilustra mejor el contenido, un ritmo de producción menor en el tiempo al esperado.
  3. En la gráfica que se exhibe, como se dice, las barras sombreadas representan el Producto Interior Bruto. Este es la suma de los valores agregados extraídos por las empresas y administraciones sobre el territorio nacional, cualquiera sea su nacionalidad de orígen. (Lo “inverso” es el PNB (Producto Nacional Bruto), o sea la suma de los valores agregados extraídos por las empresas y administraciones de una misma nacionalidad.)

En la misma gráfica, las barras de tono claro grafican la “formación bruta del capital fijo” que es como dominan los capitalistas en su contabilidad a su reinversión.

(4) Aunque está explicado más arriba, UAW, son las siglas del sindicato del automóvil, Unión Automóvil World, miembro de la AFL-CIO.

     

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